“Rostro II” de Guayasamín emerge como una composición introspectiva que destaca por su tono oscuro y sombrío. Con pinceladas expresionistas y contrastes marcados, la obra refleja la habilidad única de Guayasamín para plasmar la intensidad emocional en sus retratos, sumergiendo al espectador en un universo de matices y emociones contenidas.
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